Amparo Muñoz: Del Universo al Infierno



Pocas personas pueden decir que han tocado el cielo con la punta de los dedos. Amparo Muñoz sí lo consiguió. Reinó en el universo durante seis meses (en 1974 se coronó Miss Universo) y dejó una vida anónima por una de fama, drogas y escándalos que la perseguiría durante el resto de su vida. Al infierno sólo había un paso. Y ella lo dio.

Su muerte con apenas 56 años era un final esperado y anunciado. De ahí que sólo haya sido una sorpresa a medias dada la cantidad de desventuras que la mujer más guapa de la historia de las misses de nuestro país ha protagonizado.

Enferma desde hacía tiempo y arropada por su familia Amparo Muñoz murió en su domicilio. Sus seres queridos son los que la han cuidado en los últimos años, los mismos que ayer pedían «absoluta privacidad en el funeral». Hacía pocas semanas que unas cámaras habían mostrado cómo se encontraba y cómo no quería verse en los medios. Muñoz era muy consciente de su declive y lo que menos buscaba era protagonismo.

Su vida comenzó un 21 de junio de 1954 en Vélez, Málaga, en el seno de una familia sencilla que veía cómo la belleza de la niña era algo que se salía de lo normal. Llegó a Miss España tras pasar por Miss Costa del Sol y consiguió lo que nadie jamás ha vuelto a conseguir: ser la reina del Universo en un certamen celebrado en Manila, Filipinas, donde ya dio muestras de su carácter.

Lo cierto es que seis meses después Muñoz mandaba a paseo la corona de la belleza tras negarse a cumplir con los viajes programados y se convertía en la mujer más perseguida de los medios.

Un rostro como en suyo no pasó desapercibido para los cineastas españolas que en seguida la pusieron a rodar películas. A Muñoz le apasionó el mundo de la interpretación y el resultado es que hay más de cuarenta títulos con sus trabajos estando a las órdenes de nombres tan cotizados como Pilar Miró, José Luis Dibildos, Carlos Saura, Jaime Chávarri o Fernando de León Araona. «Nunca se acuerdan de mis trabajos» se quejaba Amparo Muñoz en las últimas entrevistas donde el tema siempre era su vinculación con el mundo de la droga y todos los escándalos que había vivido por esas adicciones.

Casada en primeras nupcias con Patxi Andion a quien conoció en el rodaje de «La otra alcoba» su bajada al infierno comenzó tras su segundo matrimonio con el chileno Flabio Labarca. Desde entonces todo fue a peor en la vida de la actriz. problemas con la justicia, su nombre en redadas anti droga, especulaciones sobre su salud, líos con ex novios, un tercer matrimonio que apenas duró tres años o peleas con «camellos» eran el pan de cada día en su biografía.

Lógicamente la belleza Muñoz se resintió de la mala vida. Grandes capas de maquillaje solían ocultar sus ojeras o moratones cuando había que salir en las fotos. La frescura del rostro que enamoró al universo se transformó en una mujer deteriorada, con la nariz partida, con la voz rota y con la mirada triste. Una de sus últimas entrevistas fue en el programa «La Noria» donde recuerdo que apenas podía caminar.

Muñoz sufría una enfermedad que la iba minando y por la que ya ni podía trabajar ni separarse de su gente. Para la memoria quedarán sus posados en bañador, su renuncia al título, sus escapadas con otro de sus grandes amores, Elías Querejeta, o sus desmentidos sobre que padeciera sida.

La suya fue una vida muy triste, muy destructiva y es que al final las sombras pudieron sobre las luces. Su ilusión era que la recordaran por sus trabajos y no por una carrera de autodestrucción que se ha cobrado la primera víctima: ella misma. A pesar de todo nunca le faltó el cariño de los suyos y la admiración de cuantos hoy lloran la pérdida de una mujer que rompió un molde

 Extraida de ABC
http://www.abc.es/

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